El Carajillo es todo un clásico dentro de las recetas de bebidas más típicas de la cultura gastronómica española, y también es considerada una de las bebidas más populares de la República de Colombia. La forma más correcta de preparar el Carajillo es la combinación de un café expreso y brandy flambeado, al que se le añade unos granos de café, unos hilos de corteza de limón y un terrón de azúcar moreno, para terminar decorando con una ramita de canela. En Colombia se suele bordear el vaso con azúcar, en cambio en España no se suele hacer.

En cuanto a la preparación, el carajillo se suele elaborar de diferentes maneras. Una de ellas simplemente consiste en mezclar un café expreso con brandy, siendo ésta la forma más habitual de preparación y elaboración en la mayoría de los locales de copas repartidos por toda la geografía española. Cabe destacar, que esta no es la elaboración más correcta de hacer un buen carajillo ni tampoco de lo que debe hacer un buen barman. También existen otras maneras de preparación que consisten en sustituir el brandy por otros licores, como el aguardiente de orujo, el ron, el anís, el whisky, el Baileys o el licor de café entre otros.

También cambia la forma según sea la región donde se elabore, por ejemplo en Galicia se suele hacer con aguardiente de orujo, al que llaman «café con gotas»; en Cataluña, lugar donde también se reivindica el origen de la bebida se le suele echar más alcohol que en otras partes de España y lo llaman «cigaló o perfumat»; en las Islas Baleares se suele tomar el «rebentat», un carajillo preparado con ron Amazonas, un ron dulce elaborado en la Isla de Mallorca; en el País Valenciano, más concretamente en la comarca de la Sierra del Maestrazgo y se puede decir que en casi toda la provincia de Castellón se suelen hacer los mejores carajillos de toda la geografía española, sin menospreciar ninguna otra zona, pero es en esta zona dónde se hace como norma general el auténtico Carajillo.

En mi opinión, pienso que España debería ser capaz de conseguir convertir el carajillo en una bebida del nivel y fama de otras de su estilo como el Irish Coffee, el Capuchino, el Latte Macchiato o el Café Vienés, claro está que en países como Italia o Austria han sabido dar a sus cafés ese toque excepcional que en España aún no hemos sido capaz de dar.

Como he dicho anteriormente en la comarca del Maestrazgo en la provincia de Castellón si han sabido dar ese toque excepcional al Carajillo, algo que todos los barmans deberían considerar para encumbrar esta estupenda bebida a la fama y el puesto internacional que se merece. Hay cosas como ver a un barman calentar el vaso con el vapor de la máquina express, después de añadirle unos hilos de corteza de limón, un terrón de azúcar y unos granos de café, y después ver como prende fuego al brandy y lo apaga con el café expreso, es el ‘algo’ más o el toque de excelencia que el barman suma a su trabajo y que es el camino a seguir para conseguir que una simple mezcla de café y brandy alcance la categoría de excelencia en cuanto a calidad.

El origen del Carajillo

Se cree que el origen del carajillo se remonta a la época cuando la maravillosa isla de Cuba aún era una provincia perteneciente al Reino de España. Se dice que a finales del siglo. XIX durante la Guerra de la Independencia de Cuba que se produjo entre los años 1895 y 1898, los soldados españoles que luchaban contra el ejército independentista se preparaban para entrar en combate tomándose un café mezclado con ron que era un producto autóctono al igual que el rico grano de café de la isla. También solían mezclarlo con brandy de Jerez portado desde la península, y de esta manera tomaban la mezcla con el objetivo de aumentar el coraje, y al ser la bebida relativamente pequeña los soldados solían decir la expresión «vamos a coger corajillo«, de ahí derivó la palabra carajillo.

Hay otra historia sobre el origen de la bebida aunque esta quizás sea menos probable de ser cierta. Se comenta que los antiguos trajiners (carreteros) de la Barcelona de principios del siglo. XIX, que solían transportar mercancías en grandes carros tirados por animales entre los pueblos más cercanos y la ciudad, siempre llevaban mucha prisa por lo que en vez de pedir café y copa solían pedir al mesonero que se lo mezclaran, diciéndole: “Posa’m-ho junt que ara guillo…” (en catalán: Pónmelo junto que ahora voy con prisa). Y de este “que ara guillo” se dice que viene la palabra carajillo.